Conoce tus fortalezas al hablar en público o frente a una cámara. El camino hacia la mejora.
¿En qué eres bueno cuando hablas en público? Sí, has oído bien. Que tengamos áreas que mejorar, no significa que no debamos primero poner en valor qué es lo que se nos da especialmente bien, o al menos, mejor.
Muchas personas que sienten miedo escénico, falta de seguridad en sí mismas… tienen una autopercepción bastante distorsionada. Digamos que lo que hacen es centrarse únicamente en aquellas áreas que todavía no tienen reforzadas y eso acaba tiñéndolo todo, dando la sensación de que el conjunto está mal. ¡Y no es así! Cuando solo nos centramos en lo que “no hago bien”, destino todos mis esfuerzos en mejorar estas áreas y dejo de lado aquellas otras en las que sí soy bueno. O bien porque no soy consciente de ellas o bien porque las tengo normalizadas, tampoco hago nada por enfatizarlas ni sacar todo el brillo que podría.
Por eso, es muy importante que, antes de iniciar un proceso de mejora, nos paremos a pensar en aquellos aspectos que se nos dan bien. “Bien” no implica que sean de nivel 10 de ejecución, ¡que os conozco!
Pide feedback a gente de tu entorno y/o a profesionales para ayudarte a identificar tus fortalezas.
Si nos cuesta identificarlos, una buena práctica puede ser preguntar a la gente que nos conoce y/o que nos ha visto durante alguna intervención. La mirada del otro nutre la propia (por supuesto, hay que saber a quién preguntamos… no vayamos a dar con el perfil “killer”).
Una vez tenemos esto claro… ahora sí llega el momento de identificar las áreas de mejora.
La idea por tanto es tener una radiografía, lo más completa posible, de mis fortalezas y mis áreas de mejora. Y en el caso de las primeras, desarrollarlas todo lo que pueda y hacer de ellas mi sello distintivo, porque, si se me dan medianamente bien, es porque tengo esa tendencia innata. ¿Por qué no seguir explorándola?
En el siguiente vídeo te hablo con detalle de la importancia que tiene ser conscientes de nuestras «perlas comunicativas» (así me gusta llamarlas, porque si brillan… ¡perlas son!) para favorecer nuestro proceso de mejora y nuestra seguridad a la hora de hablar en público o frente a una cámara.
Conclusión:
Dedica esfuerzos a mejorar aquellas áreas que no se te dan del todo bien, pero sin olvidarte, que debes sacar todo el jugo a aquellas otras que sí se te dan bien. Hazte un favor y no las normalices. Si tú no las pones en valor, no esperes que los demás lo hagan.
Feliz día,
Marina
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