Carlos: “Cuando hablo en público, prefiero que no me pregunten”.

Martina: “¿Por qué?”.

Carlos: “Porque mientras hablo tengo el control del mensaje, pero si me preguntan… me da miedo si no sé la respuesta y quedo mal”.

En todas mis formaciones sobre técnicas y herramientas para hablar en público, acaba saliendo este tema. Sin duda es uno de los puntos que suelen inquietar a aquellos que se están iniciando en la apasionante y bonita aventura de ponerse frente a una audiencia, ya sea pequeña o grande.

Lo primero que hemos de tener en cuenta es que si voy a compartir mis conocimientos con un público es porque se presupone que los tengo y si no, quizá todavía no sea el momento de dar el paso y tenga que prepararme más a fondo. Ahora bien, que tenga conocimientos suficientes, profundos sobre un tema, no significa en absoluto que tenga que saber la respuesta a todas y cada una de las preguntas que me plantean.

Evidentemente, si me hacen diez preguntas y solo tengo respuesta para una… me lo tendré que hacer mirar. Quizá no sepa tanto como pensaba, no olvidemos que la ignorancia es muy atrevida. Pero si respondo con seguridad a las preguntas y de pronto me plantean una de la cual no sé la respuesta… ¿Cuál es el problema? Estamos frente a una ocasión perfecta que nos permite seguir aprendiendo.

Lo que se pregunta mucha gente en estas situaciones es “¿qué hago si no sé la respuesta?”.

La gestión de preguntas cuando no sé la respuesta

  • Opción A:

    Como me da vergüenza reconocer que no sé la respuesta, empiezo a decir cosas que están relacionadas con el tema, pero que en el fondo sé perfectamente que no estoy dando la contestación que me están pidiendo. Esta técnica de hablar mucho y no decir nada es la que utilizan tantos y tantos políticos. El espectador ante este tipo de situaciones permanece pasmado pensando “¿Este hombre se ha creído que soy tonto?”.

    Sobra decir que esta opción no es la más apropiada.

  • Opción B:

    Le echo toda la cara que pueda y procedo a inventarme la respuesta. Si eres un gran comunicador, quizá se la cueles a la audiencia, pero me parece una falta de respeto hacia aquellas personas que han asistido a tu charla/formación.

  • Opción C:

    “Uhh… ¿y yo qué contesto ahora? Mejor me hago el sueco”. Esta es la técnica en la que el formador directamente hace como que no ha escuchado la pregunta y sigue con su discurso o directamente concluye su intervención. Es evidente que quien haya planteado la cuestión, y el resto de los asistentes, se darán cuenta de que has evitado responder, quedando a la altura de lo que viene siendo… el betún.

  • Opción D:

    Ser humilde, reconocer tus limitaciones y contestar algo del tipo “Muchas gracias por tu pregunta, Paula. Si te soy sincera, no tengo una respuesta al respecto, pero la buscaré y te/os la haré llegar lo antes posible. Así yo también aprendo algo nuevo”.

    Evidentemente a esta frase podemos añadir algún tipo de información que tengamos que sea relativa a la cuestión, pero insistiendo en que realmente no tenemos una respuesta firme. Nadie nos va a juzgar mal porque lo reconozcamos, al revés, en todo caso es un comportamiento que nos humaniza.

    Otra cosa que podemos hacer es preguntar directamente al resto de asistentes para ver si alguien tiene una respuesta. Quizá, sin darnos cuenta, se cree un enriquecedor debate.

Lo más importante es asumir que no podemos saberlo todo, que no debemos minusvalorar jamás a la audiencia y que siempre que tenga una respuesta a la que no pueda responder, tendré algo nuevo que aprender.

La clave, una vez más, es apoyarnos en la humildad y desterrar la arrogancia.

A la hora de responder preguntas, también hemos de tener en cuenta:

  • No interrumpir al que nos las hace: ¿Cuántas veces te ha ocurrido que alguien te está haciendo una pregunta y como tú ya sabes lo que te va a preguntar, le cortas de cuajo para responderle? ¿O cuántas veces te lo han hecho a ti? Esta es una práctica a evitar y mucho más, cuando hablamos en público. A todos nos gusta que nos escuchen, así que, por mucho que sepamos la pregunta exacta que nos van a hacer, hemos de esperar a que lo hagan.

  • Dar respuestas cortas: Hay quienes directamente no tienen fin a la hora de responder preguntas. Uno ya tiene la sensación de no acordarse ni de lo que se ha preguntado. Las respuestas que demos deben responder a la pregunta, de tal forma que quien la haya formulado, se quede tranquilo. Otra cosa es que, una vez demos esa respuesta breve, queramos desarrollarla o argumentarla más.

    Imagina que le haces una pregunta cerrada a un ponente de “sí” o “no” y comienza así su respuesta “La verdad que este tema tiene miga, porque resulta que el otro día cuando fui a comprar el pan…”. Lo normal es que aquí te estés mordiendo las uñas (en sentido real o figurado) porque ansías una respuesta que no estás obteniendo. Otra cosa muy distinta es que el ponente conteste “La respuesta a tu pregunta es sí/no/no la tengo clara. Te voy a explicar los motivos: …”. Esta sería una buena gestión de la pregunta.

  • Me hacen una pregunta que se va a abordar más adelante ¿qué hago?: Al igual que en el caso anterior, quien la formula tiene la necesidad de que sea resuelta lo antes posible. Si contesto “Luego lo vamos a ver”, el que haya realizado la consulta es posible que se quede anclado a ella y desconecte de lo que se va a decir a continuación. En cambio, si digo “La respuesta es sí. Pero si te parece te lo argumento en un ratito porque precisamente es uno de los temas que vamos a tratar”. Esto es otra cosa. Con ello conseguimos que quien ha hecho la pregunta se tranquilice y siga atento a las explicaciones.

Hablar en público supone interactuar con una audiencia que tiene sus propias necesidades, intereses. Hemos de ser capaces de gestionarlo, proporcionando la mejor de las experiencias en ella, eso sí, asumiendo que el control de nuestra charla, formación o ponencia, lo tenemos nosotros, no el público.

¿Quieres escuchar el podcast de “Hoy por Hoy” de Cadena Ser Madrid Norte en el que hablamos de este tema? Pincha aquí.

Marina Estacio

VALORA ESTE ARTÍCULO
(Votos: 1 Promedio: 5)