Parece mentira la cantidad de mensajes que transmitimos al hablar por teléfono. uno de los ingredientes que más se valora y que más comunica en este tipo de conversaciones es la sonrisa telefónica
Suelo basarme en cosas que me ocurren, que vivo en primera persona, para inspirarme en temáticas sobre las que después escribir. Y esta vez no iba a ser menos. Hace unos días me dispuse a preparar una ensalada. Abrí el lavavajillas (obviamente con todo el contenido limpio como una patena), cogí el bol al que hace tiempo le colgué el sambenito de «ensaladero»(el pobre no tiene otra función) y sin mediar palabra comencé a incorporar todos los ingredientes «ensaladeños» (de vez en cuando tiendo a inventarme vocablos). ¡Lista para comer!
Ya casi acabando, pinché lo poco que quedaba con el tenedor. Lo que podía haber sido un bonito broche final, acabó siendo una intoxicación. ¿Por qué? porque en ese último bocado había un nuevo ingrediente, restos de pastilla de lavavajillas que fueron directamente a mi boca (por lo visto aquel día mi lavavajillas estaba de servicios mínimos).
No os voy a contar lo que hice a continuación, pero sí que llamé al número de teléfono que venía en la caja junto a la información «No ingerir. En caso de hacerlo… puede dañar sus córneas…». No entendí muy bien la relación «ingerir» y «córneas», así que, con fuego saliéndome de la boca, llamé al número de teléfono.
Me contestó una amable doctora que no borró la sonrisa telefónica (quizá promovida por lo absurdo de mi testimonio). Tras la llamada llegué a dos conclusiones:
– Parecía que mi vida iba a seguir adelante, con córneas incluidas.
– Qué importante es la sonrisa cuando hablamos por teléfono.
Cuando sonreímos, nuestra voz cambia. Resultamos mucho más amables, cercanos, hospitalarios, felices, alegres, dispuestos a ayudar,… que si no lo hacemos. La sonrisa debería estar presente en muchos momentos a lo largo del día, pero cuando hablamos por teléfono juega un papel incluso más importante, ya que los elementos o herramientas de comunicación que tenemos, son inferiores a cuando hablamos cara a cara con alguien. Por supuesto, hay conversaciones y conversaciones. Pero siempre que queramos transmitir las cualidades arriba citadas (y muchas más), pidamos a la sonrisa que se una a la conversación. Es capaz de hacer maravillas con la manera en que emitimos nuestra voz y por tanto, en la manera en que nos comunicamos. Quien esté al otro lado, lo agradecerá.
La sonrisa, es un vehículo en el que la comunicación se siente muy pero que muy a gusto. Incorporemos este sano y poderoso ingrediente a nuestro bol comunicacional y desterremos al insano y tóxico ingrediente, «pastilla de lavavajillas».
Marina Estacio
Seguro que esa teleoperadora llevaba poco tiempo trabajando en un Call Center o acababa de empezar su turno. En cualquier caso, me alegro de que la tranquilizara.