Me gusta trabajar. Mejor dicho, me encanta trabajar. Nunca entendí muy bien a aquellas personas que lo único positivo que sacan del trabajo es la contraprestación económica y a veces ni eso. Quizá estas personas no sepan que en el trabajo uno puede, es más, debe, ser feliz. TE QUIERO HABLAR DE ADECCO.
Mi vinculación con Adecco se remonta a casi 8 años atrás (madre mía de mi vida y de mi corazón, cómo pasa el tiempo…) cuando gracias a esta empresa de RRHH entré a trabajar en el Dpto. de Marketing de una importante compañía de la industria farmacéutica.
Fueron años de muchísimo trabajo, pero bien entendido, no con esa connotación negativa que mucha gente se empeña en dar al hecho de trabajar. No. Fueron años de crecimiento personal y profesional, de esfuerzo, de aprendizaje constante, de hacerme un hueco, de darlo todo y más, pero por encima de todo ello, de reírme como si se me fuera la vida en ello. Es curioso, no sé cuántas personas podrán decir lo mismo, pero mis mejores momentos en aquella empresa, los más divertidos, los pasé junto a la que fue mi jefa, Laura Vivar.
Tenía su carácter, por supuesto y bien fuerte, que dejaba asomar de vez en cuando, pero el resto del tiempo, nos reíamos, disfrutábamos, en algunas ocasiones nos partíamos literalmente de la risa. Recuerdo cómo en los momentos más límite, de más agobio, nos daba por reír, muchas veces sin poder parar. Y mientras nos reíamos trabajábamos y mientras trabajábamos, reíamos. Todo ello sin perder un ápice de productividad, al revés. También me acuerdo de aquellas tardes de trabajo en las que ya no quedaba ni un alma en la oficina, tan sólo Laura, la señora de la limpieza, que cada día trataba de convertirnos para que formáramos parte de su secta religiosa (esto es verídico como la vida misma) y una servidora. Muchas de esas tardes Laura abandonaba su silla por unos instantes, para volver con una caja de galletas con el mensaje subliminal «Nena, hoy no nos vamos a casa hasta las 23:00, así que vamos a endulzar el momento.» Y ahí estábamos Laura y yo comiendo como ardillas, con los carrillos inflados mientras le dábamos a la tecla y mientras la señora de la limpieza pasaba una y otra vez para recoger las «migas galletiles». Cientos de recuerdos divertidos guardo de aquellos años, la mayor parte dulces como aquellas galletas y algún que otro más amargo (¿pero acaso no es necesario conocer lo amargo para saborear más lo dulce?) . ¡Gracias!
Mi segunda vinculación con Adecco llegó hace unos dos años, cuando, ya trabajando por mi cuenta, se pusieron en contacto conmigo porque estaban interesados en que diera una formación a una empresa cliente. Desde entonces son muchas las formaciones y talleres que he impartido en importantísimas empresas gracias a esta compañía de RRHH.
Adecco, sin lugar a dudas, es una empresa feliz. Y es que no hay una sola persona que haya conocido que trabaje en esta compañía que no sea sencillamente encantadora y amable. Pero no de estas personas sobreactuadas, no, son personas optimistas, alegres, luchadoras,… que siempre te reciben con una sonrisa sincera. Todas y cada una de ellas, sin excepción, empezando por Patricia Castañeda (quien ya puede estar con dos mil proyectos sobre la mesa, que siempre es capaz de sonreír y de sacar una sonrisa a los demás), y continuando por Teresa, Elena, Bea, María…
Por no hablar de la gran Margarita Álvarez, Directora de Marketing y Comunicación a la que además tuve el pacer de entrevistar el año pasado (haz click si quieres ver la entrevista).
Así que doy las gracias a Adecco por, en su día, seleccionarme para trabajar en aquella empresa del sector farmacéutico y durante estos últimos años, por contar conmigo para tan interesantes proyectos de la mano de profesionales FELICES. Todo ello a mí también me hizo y me hace feliz. Queda más que demostrado que cuando uno es feliz en el trabajo, se vuelve mucho más productivo y además ¡ese sentimiento es contagioso!
Ah! y mención especial a los bolis de ADECCO que he de confesar que no hay formación que imparta en la que no acaben un par de ellos en mi bolso. ¡No se puede pintar mejor!
¡Feliz día!
Marina Estacio
Marina! Qué alegría recordar esos momentos tan intensos en trabajo como bien comentas,pero que tanta satisfacción personal me dieron.
GRACIAS por todo ese tiempo que trabajamos juntas y GRACIAS por ayudarme a crecer tanto profesional como personalmente . Ójala algún día lo podamos repetir….:) Un abrazo muy fuerte.
¡Seguro que sí Laura! Abrazo fuerte