¿Qué ocurre cuando una exposición en público o frente a la cámara no me sale bien? ¡Transforma la negatividad en aprendizaje!
La semana pasada hablamos de lo importante que es normalizar sentir un ligero estado de nervios a la hora de hablar en público. Sí, un poquito de nerviosismo es necesario y bueno para enchufarnos al momento y dotarnos de energía que proyectar a la audiencia.
Hoy nos vamos a centrar en lo importante que es afrontar cada exposición como un lienzo en blanco. Me explico.
¿Te ha ocurrido alguna vez salir de una exposición pensando «¡Pero qué mal lo he hechoooo!». ¿Sí? Y… la siguiente vez que tuviste que hablar en público, ¿fuiste con la memoria negativa (recuerdo) de aquel momento desastroso? Si te pasó esto, tranquilo, es muy común.
Es muy común que, si de una intervención previa (presencial o a través de la cámara), no he salido demasiado contento, eso me afecte a las siguientes. Mis pensamientos afectan a mis emociones y comportamiento.
Es muy habitual llevar en la mochila imaginaria esos pensamientos/recuerdos que me conectan con la vez anterior y que acaban traduciéndose en mucho estado de nerviosismo, inseguridad, miedo escénico… Vamos, un «qué hago yo aquí, pudiendo estar en mi casa» en toda regla. De alguna manera es como si metiese en la mochila un peso que no me hace ningún bien.
Un peso formado por pensamientos densos del tipo “Pff… seguro que la vuelvo a fastidiar / No valgo para esto / Odio hablar en público / Se me va a volver a notar que estoy nervioso /¿Por qué no lo hace Carmen que siempre se libra de estos marrones? …”.
Cada exposición en público es una nueva oportunidad para hacerlo mejor que la anterior. Pero para que eso ocurra, debes generar el espacio en tu mente de que eso es posible.
La propuesta en el día de hoy es afrontar cada nueva exposición como un lienzo en blanco. Llegar con la mochila vacía de pensamientos que me perjudiquen. Es decir, tengo la responsabilidad de haber metido esos pensamientos en un programa de lavado profundo.
¿Qué hacer entonces ante una exposición de la que no he salido contento?:
- ¡Sentido del humor, señores! Que no se acaba el mundo…
- Identifica qué has hecho bien antes y durante la exposición.
- Identifica qué aspectos crees que han fallado. ¿Causas? ¿Dependían de ti? ¿Puedes hacer algo para mejorarlos?
- ¡Aprende!
Te invito a que accedas al vídeo en el que desarrollo esta idea tan importante. Si te resulta interesante, no dudes en suscribirte a mi Canal de Youtube.
Conclusión:
Lleva a tus exposiciones en público o frente a una cámara solo aquellos recursos que te lo pongan fácil y te ayuden. Los demás, como los pensamientos «efecto chincheta», tíralos a la basura.
Feliz día,
Marina
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